La microbiota intestinal nos acompaña desde antes del nacimiento, ya que se han detectado bacterias y ADN bacteriano en muestras de placenta, cordón umbilical, líquido amniótico y meconio infantil (revisión). No obstante, la mayor exposición a las bacterias tiene lugar a través del canal del parto. El tipo de parto –considerando también si es medicalizado o no– es uno de los factores más importantes que influye en la colonización bacteriana intestinal del neonato en la etapa que va desde el nacimiento hasta la segunda semana de vida. Cuando el parto es vaginal, el/la recién nacid@ estará colonizad@ principalmente por los microorganismos del canal vaginal que son principalmente lactobacilos, un tipo de bacterias ácido lácticas que son necesarias para el desarrollo de unas respuestas inmunológicas correctas frente a posibles infecciones. Mientras que si el parto es por cesárea, el neonato estará colonizado por microorganismos de la piel de la madre, del entorno hospitalario y de la microbiota autóctona de los profesionales sanitarios que asistan el parto (Klebsiella, Enterobacter y Clostridium). Además, no podemos perder de vista que otros factores que intervienen en la programación de la microbiota son el tipo de alimentación, el estrés y el entorno (medio rural versus urbano, contaminación ambiental, etc.).
El desarrollo del sistema inmune comienza antes del nacimiento y se desarrolla fundamentalmente durante los dos primeros años de vida. El desarrollo de una inmunidad de mucosa efectiva durante el periodo postnatal es fundamental para la protección frente a infecciones y el control de la exposición a alérgenos. A su vez, la interacción del sistema inmune asociado al intestino (GALT, del inglés gut-associated lymphoid tissue) con la microbiota intestinal es necesaria para una buena maduración del sistema inmune local y sistémico. Fisiológicamente este contacto postnatal con la microbiota vaginal materna es lo esperado y deseable y no es de extrañar que si el bebé nace por cesárea y no se expone a estas bacterias beneficiosas tendrá un mayor riesgo de desarrollar desórdenes inmunológicos (alergias y enfermedades autoinmunes) (revisión) y metabólicos (revisión). Lamentablemente, cada vez hay más partos por cesárea en todo el mundo y en algunos países llegan a superar el 50% del total de nacimientos. En España, los partos por cesárea ascienden hasta el 30%, muy por encima del 15% que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
La Dra. Maria Domínguez Bello de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York y sus colaboradores acaban de publicar los primeros resultados de su estudio de intervención en el que se demuestra que inocular microbiota vaginal de la madre en la boca, la cara y el cuerpo de l@s recién nacid@s por cesárea puede restaurar parcialmente su microbiota. En este estudio piloto, se incluyeron 7 bebés nacid@s por parto vaginal y 11 bebés nacid@s por cesárea, de l@s cuales 4 estuvieron expuestos en el momento del nacimiento a los fluidos vaginales de su madre y se siguieron durante el primer mes de vida para analizar la composición de su microbiota. El procedimiento de transferencia microbiana vaginal consistió en “untar” a l@s recién nacid@s con una gasa estéril que se había incubado en la vagina de la madre del bebé una hora antes de la cesárea. Las madres fueron negativas para los estreptococos del grupo B, no tenían signos de vaginosis y presentaban un pH vaginal inferior a 4,5. Entre los primeros 1-3 minutos posteriores al nacimiento, l@s bebés fueron expuest@s a los fluidos vaginales de su madre a través de ser limpiad@s con una gasa, primero empezando por su boca, después su cara y finalmente el resto de su cuerpo.
El microbioma de l@s 4 recién nacid@s por cesárea expuest@s a los fluidos vaginales fue más parecido al de l@s niñ@s nacidos por vía vaginal que al de l@s otr@s niñ@s nacid@s por cesárea no expuest@s a los fluidos vaginales, especialmente durante la primera semana de vida. De forma similar a l@s bebés nacid@s por vía vaginal, la microbiota intestinal, oral y de la piel de l@s bebés nacid@s por cesárea expuest@s a las secreciones vaginales estaba enriquecida con bacterias vaginales durante los primeros 30 días de vida. El establecimiento de las bacterias vaginales se produjo de forma más rápida a nivel de la boca y de la piel, mientras que fue más gradual en el ano. A partir de la segunda semana ya se observaron cambios en la microbiota, con un enriquecimiento temprano de Lactobacillus (en piel y ano), Bacteroides (en ano) y miembros de la familia Bacteroidales (en piel) en l@s bebés nacid@s por cesárea expuest@s a las secreciones y en l@s nacid@s por parto vaginal, pero no en l@s nacid@s por cesárea que no fueron expuest@s a los fluidos vaginales. Estas bacterias son necesarias para la inmunoregulación. Además, el grado de semejanza del microbioma de l@s bebés expuest@s a las secreciones vaginales y nacid@s por cesárea en comparación a l@s nacid@s por parto vaginal fue mayor para las muestras de la cavidad oral y de la piel que en las muestras anales. L@s bebés no mostraron ningún efecto adverso a lo largo del estudio.
La maduración del microbioma intestinal del bebé se produce con el cese de la lactancia materna y no existen diferencias hasta el cuarto mes de vida entre los microbiomas de l@s niñ@s que son exclusivamente amamantad@s y los de aquell@s niñ@s que reciben leche de fórmula (estudio). Teniendo en cuenta que tod@s l@s niñ@s del estudio recibieron leche materna (de forma exclusiva o suplementada con leche de fórmula) durante el primer mes de vida, la composición del microbioma en cada uno de los grupos no se vio influenciado por el tipo de lactancia.
Los investigadores también comprobaron que mediante el procedimiento de transferencia microbiana vaginal no se consigue llegar a transferir todos los microorganismos presentes en l@s bebés nacid@s por parto vaginal. Aunque no se han investigado los resultados de esta intervención sobre la composición de la microbiota y la salud de l@s bebés a largo plazo, este estudio ha demostrado por primera vez que es posible revertir de forma parcial los efectos de la cesárea sobre la microbiota de l@s bebés. Las dos limitaciones principales del estudio son el pequeño tamaño de la muestra y la corta duración del estudio.
En conclusión, utilizar la microbiota vaginal promete ser una estrategia útil en la restauración de la microbiota de l@s bebés nacid@s por cesárea. Aunque los efectos a largo plazo de restaurar la microbiota en l@s bebés nacid@s por cesárea aún se desconocen, los resultados de este novedoso estudio demuestran que los microbios vaginales pueden ser parcialmente restaurados en recién nacid@s por cesárea. Son necesarios estudios más grandes que estudien el impacto de restaurar las bacterias vaginales en el binomio salud-enfermedad a largo plazo.
Mi consejo final:
- Fomenta el parto por vía vaginal siempre que sea posible. La microbiota del bebé será mucho más rica y diversa si nace por parto natural que por cesárea y su salud a medio-largo plazo se beneficiará.
Imagen de la portada: Nature Medicine.
Bibliografía:
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