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¿Pueden las bacterias de los objetos personales ayudar a resolver crímenes?

Reconozco que siento una especial admiración por todo aquello que tenga que ver con los pequeños compañeros invisibles que conviven con nosotros desde hace milenios, que ya te los presenté en el post de la semana pasada. Este mes de mayo se ha publicado un curioso estudio en la revista Microbiome en el que el microbiólogo estadounidense Jack Gilbert ha demostrado que las comunidades de bacterias encontradas en los objetos personales de una persona pueden desvelar sus últimos movimientos. Gilbert, profesor de la Universidad de Chicago, lidera el Proyecto Microbioma del Hogar, que investiga cómo interaccionamos con las bacterias que viven en nuestro alrededor.

Una parte de nuestras bacterias las adquirimos del ecosistema que nos rodea. Tanto es así, que cada núcleo familiar, y por tanto cada hogar, tiene una fauna microscópica característica. Además, si te mudas de casa te llevarás contigo tus propias bacterias y ¡en tan solo un día tu nueva casa tendrá las mismas bacterias que la antigua!. La microbiota de nuestra piel está interactuando continuamente con la microbiota presente en las superficies y objetos que tocamos. En el estudio de Gilbert que te comentaba antes, dos participantes cogían bastoncillos con algodón esterilizado y tomaban muestras de la parte delantera y trasera de sus teléfonos móviles, de cuatro partes distintas de la suela de sus zapatos y del suelo que pisaban durante dos días. En las muestras tomadas a partir de los dos participantes, las bacterias eran diferentes para cada superficie estudiada y también variaban entre los dos participantes. Los análisis del ADN bacteriano mostraron que cada participante dejó su huella bacteriana en sus objetos personales y a través del estudio de las comunidades microbianas de las superficies de éstos se supo a cuál de los dos participantes correspondía. En concreto, se vio que los zapatos de cada participante tenían un núcleo de bacterias que se detectaba de forma consistente con el paso del tiempo.

Los autores del estudio sugieren que la semejanza entre las bacterias encontradas en el suelo de los zapatos y las del suelo que pisaba cada participante podría usarse para reconstruir dónde ha estado una persona recientemente. Pero ¿cómo de rápido cambian las bacterias que transportamos de un lugar a otro a través de nuestros objetos personales?. Otro reciente estudio demostró que la huella que dejan nuestras bacterias permanece viable durante un año. En el caso de las bacterias intestinales, su huella permite identificar a una persona hasta un año después de la toma de la muestra. Esto hace que el estudio de tu huella bacteriana para desvelar dónde has estado sea fiable al menos durante un año.

Fuente: http://homemicrobiome.com/gsc13/

Además de estudiar a estos dos participantes, también se rastrearon los movimientos de 89 personas asistentes a tres congresos en diferentes situaciones geográficas: Vancouver, Washington y California. Se tomaron muestras individuales a partir de los zapatos y teléfonos móviles y se observó que en la diferencia de composición de las comunidades microbianas en las muestras analizadas, la procedencia geográfica tenía un papel importante y ésta se plasmaba en el tipo de bacterias de los zapatos.

Los resultados de este estudio ponen de manifiesto que las comunidades microbianas que forman parte de nuestra microbiota muestran una composición y estructura únicas en función del tipo de superficie, la identidad de cada persona y la localización geográfica. Aunque es posible deducir la identidad de una persona a partir de las comunidades microbianas que habitan en sus objetos personales, hay que tener en cuenta que las bacterias asociadas a las superficies no son estáticas y son variables. El estudio abre la puerta a poder utilizar el ADN bacteriano sin necesidad de ADN humano para identificar a sospechosos en la escena de un crimen.

Andreu Prados
Farmacéutico y Dietista-Nutricionista

Bibliografía:

  • Lax S, Hampton-Marcell JT, Gibbons SM, Colares GB, Smith D, Eisen JA, et al. Forensic analysis of the microbiome of phones and shoes. Microbiome. 2015; 3:21. En línea: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25969737
  • Lax S, Smith D, Hampton-Marcell J, Owens SM, Handley KM, Scott NM, et al. Longitudinal analysis of microbial interaction between humans and the indoor environment. Science. 2014; 345(6200):1048-1052. En línea: http://www.sciencemag.org/content/345/6200/1048
  • Franzosa EA, Huang K, Meadow JF, Gevers D, Lemon KP, Bohannan BJM, et al. Identifying personal microbiomes using metagenomic codes. PNAS. 2015; published ahead of print.

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