Seguro que has escuchado hablar alguna vez de las interacciones entre alimentos y medicamentos. Se pueden definir como la aparición de efectos inesperados (adversos o no) como consecuencia de la toma conjunta de alimentos y fármacos.
Burrows y Far fueron los primeros en hablar de interacciones entre alimentos y medicamentos en el año 1927: indicaron por primera vez que los aceites minerales laxantes, como el aceite de parafina, podían disminuir o incluso impedir la absorción de vitaminas liposolubles. Aunque ya ha llovido desde entonces, actualmente muchas veces no se prevén las potenciales interacciones que puede tener la medicación con los alimentos y bebidas que tomamos. Y la única forma de tratarlas es conocerlas para prevenir su aparición. Como ya apuntaban Roe y Colin Campbell en 1984, “para muchos científicos y profesionales del ámbito de la salud, el conocimiento de las interacciones entre fármacos y alimentos ha llegado a ser una responsabilidad”.
Ahora que se acerca el calor, me ha parecido oportuno profundizar en aquellas interacciones entre bebidas y medicamentos con significación clínica.
Las interacciones entre las bebidas y los fármacos se suelen producir antes de que el fármaco llegue al organismo, es decir, durante la etapa de la administración.
La forma recomendada de administración oral de fármacos es con agua, debido a sus características de pH y de ser inerte para interaccionar con los fármacos. Pero cualquier tipo de agua no sirve:
- Los bifosfonatos (medicamentos indicados en el tratamiento de la osteoporosis, como el alendronato) deben ser administrados con agua de mineralización baja y en ayunas. No se recomienda administrarlos con agua del grifo porque el contenido en minerales de la misma influye en la cantidad de principio activo que finalmente acabará llegando al torrente sanguíneo y ejercerá su acción terapéutica.
- El agua con gas por su alto contenido en sodio puede contrarrestar el efecto de los medicamos antihipertensivos. Asimismo recuerda también que los comprimidos efervescentes no se recomiendan en personas hipertensas por su alto contenido en bicarbonato sódico.
Recuerda que solo se pueden triturar los comprimidos sin cubierta y abrir las cápsulas de gelatina dura sin cubierta. Una vez triturado o abierta la cápsula, es necesario asegurar que la mezcla sea homogénea y que se tome toda la ración de bebida en la que se haya disuelto el fármaco. Ante cualquier duda si se puede triturar o no el fármaco en cuestión, mira el prospecto o consulta a tu farmacéutic@. A continuación tienes una lista de los medicamentos que nunca se deben triturar:
Fuente: CedimCat.
¿Qué se sabe acerca de las interacciones de los fármacos con otras bebidas?
- Zumos de frutas: suelen tener pH ácido (zumo de naranja, de manzana, de piña y de uva, entre otros) y esto hace que sean incompatibles con fármacos básicos. En especial está contraindicado el pomelo o su zumo, ya que incrementa la respuesta de la mayoría de tratamientos farmacológicos y pueden aparecer reacciones adversas. Un solo vaso de zumo de pomelo es suficiente para que se manifiesten los efectos negativos asociados a su consumo y, además, el consumo de su zumo un día repercute también en los fármacos que se administren el día siguiente. También se ha reportado el mismo efecto en la bebida de soja y en el mango, zumo de arándanos, zumo de granada, zumo de naranjas amargas, mermelada de naranjas amargas y zumo de lima.
- Leche: los antibióticos (como las quinolonas y las tetraciclinas), el metotrexato y algunos medicamentos para el tratamiento de la osteoporosis (bifosfonatos) interaccionan con el calcio de los lácteos. También hay que tener cuidado con los alimentos enriquecidos (ejemplo: zumo de naranja enriquecido con calcio) y los complementos alimentarios.
- Café, té, batidos de chocolate, bebidas de cola y otras bebidas energéticas: la cafeína puede actuar potenciando o inhibiendo la absorción de medicamentos y también afecta al metabolismo de los mismos. Esto se traduce en una anulación o potenciación del efecto del medicamento o bien en la aparición de efectos secundarios como nerviosismo, irritabilidad, temblores o insomnio. Por ejemplo, esta interacción es relevante para los medicamentos que estimulan el sistema nervioso, los medicamentos para el insomnio y el litio. Además, los propios medicamentos pueden potenciar los efectos de la cafeína y desencadenar efectos secundarios. Por otro lado, los taninos del té (también presentes en la cerveza y en el vino tinto) pueden interaccionar con los medicamentos a base de hierro.
- Alcohol: el alcohol interacciona con la mayoría de medicamentos. Tal y como expliqué en este post, por norma general se recomienda no consumir bebidas alcohólicas si estamos tomando medicamentos.
- Bebidas funcionales enriquecidas con fibra: la fibra añadida puede secuestrar al fármaco (paracetamol, digoxina, estatinas, antidiabéticos orales, sales de litio, tiroxina y antidepresivos tricíclicos, entre otros) o suplemento vitamínico/mineral e impedir su absorción.
Más allá del efecto de las bebidas sobre la acción de los medicamentos, se ha descrito que las bebidas calientes pueden bloquear la acción o impedir que funcionen algunos medicamentos.
En definitiva, las interacciones entre las bebidas y los medicamentos pueden ser evitadas si estamos lo suficientemente informados acerca de ellas. Como principio de precaución lo recomendable es tomar la dosis de fármaco con un vaso lleno de agua, y no con otras bebidas.
Imagen de la portada: Flickr.
Bibliografía:
- Roe DA, Colin Campbell T (eds.). Drugs and nutrients. The interactive effects. New York: CRC Press; 1984.
- Mestres C, Duran M (eds.). Farmacología en Nutrición. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2011.
- San Miguel Samano MT, Sánchez Méndez JL. Interacciones alimento/medicamento. Inf Ter Sist Nac Salud. 2011; 35:3-12.
- Boullata JI, Armenti VT. Handbook of drug-nutrient interactions. New York: Humana Press; 2010.