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Conoce las novedades sobre el papel de las grasas saturadas en la salud

Las recomendaciones sobre el tipo y cantidad de grasas que debemos comer en nuestra alimentación es un tema controvertido. Así lo refleja la portada de la revista Time en los últimos 55 años:

Evolución de la imagen de las grasas sobre la salud. Fuente: The Healthy Home Economist.

 

Seguramente habrás escuchado muchas veces que las grasas saturadas son las malas de la película. La realidad es que decir que todas las grasas son malas para la salud y que todas las grasas saturadas son iguales es una generalización demasiado simplista (estudio; revisión; revisión).

Básicamente existen tres tipos de grasas (técnicamente denominadas lípidos), presentes en los grupos de alimentos que te detallo a continuación:

  • Grasas saturadas: leche, queso, mantequilla, crema de leche, nata, carne, embutidos, aceite de coco y palma y bollería.
  • Grasas monoinsaturadas: aceite de oliva, aceitunas y aguacate.
  • Grasas poliinsaturadas: pueden ser omega-6 (semillas, aceites de semillas, frutos secos oleaginosos) y omega-3 (pescado azul, nueces, semillas de lino y soja).

La semana pasada se publicó en la prestigiosa revista médica British Medical Journal (BMJ) un metaanálisis (un tipo de estudio que aporta la máxima evidencia científica) que demuestra que sustituir las grasas saturadas por aceite de maíz (un aceite vegetal rico en ácido linoleico, omega-6) reduce el colesterol sérico pero no es beneficioso para reducir las enfermedades cardiovasculares ni la mortalidad. Los investigadores crearon carne, queso y leche en los que se sustituyeron las grasas presentes de forma natural en el alimento por aceite de maíz. También se eliminó la fracción de grasas omega-3 de los alimentos, minimizando por tanto la influencia de este tipo de grasa sobre los resultados del estudio.

Este reciente artículo cuestiona la recomendación dietética actual de sustituir la grasa saturada por grasa poliinsaturada (incluyendo tanto la omega-6 como la omega-3). Se basa en datos del estudio Minnesota Coronary Experiment (MCE) que se llevó a cabo el año 1968 para comprobar la hipótesis “dieta-corazón” según la cual sustituir la grasa saturada por aceites vegetales ricos en ácido linoleico (el principal ácido graso omega-6 en nuestra alimentación) reduce la enfermedad coronaria del corazón a través de reducir el colesterol sanguíneo. Se siguieron 9423 hombres y mujeres entre 20 y 97 años durante un período de 3 años. En esta revisión, los autores han actualizado los datos de un metaanálisis publicado el año 2013 que llegó a las mismas conclusiones.

En definitiva, los beneficios para la salud de una dieta baja en grasa en la que las grasas saturadas se sustituyan por carbohidratos o grasas poliinsaturadas omega-6 no parece ser la mejor opción y en esta línea cada vez aparece más evidencia científica que lo apoya (revisión).

No obstante, el profesor Walter Willett, un reputado epidemiólogo de la Universidad de Harvard, declaró en un comentario publicado el pasado 13 de abril que los resultados de este estudio son irrelevantes para las recomendaciones dietéticas actuales. Uno de los puntos débiles del estudio que resalta el Dr. Willett es su corta duración de 3 años, que no permite estudiar el impacto de la dieta sobre el riesgo cardiovascular a largo plazo. Por otro lado, el último Consenso sobre las grasas y aceites en la alimentación de la población adulta española publicado en 2015 por la Federación de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) sigue recomendando sustituir los ácidos grasos saturados por ácidos grasos poliinsaturados para mejorar el perfil lipídico y disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Opino que este documento tiene algunos sesgos y para no extenderme te recomiendo leer este post en el que Luis Jiménez nos ofrece una visión crítica (que comparto) del mismo consenso.

¿Mantequilla o margarina? Según los resultados de este estudio, escoger mantequilla parece ser que nos ofrecería una mayor protección frente a las enfermedades del corazón. Y además añado que la mantequilla contiene un 3-4% de ácido butírico, propiedad que la hace la fuente dietética más rica de butirato, un nutriente que les encanta a tus bacterias beneficiosas que habitan en tu intestino. Pero se trata solo de un estudio, no pretendo que comas cada día mantequilla, pero que si algún día te apetece, escoge una buena mantequilla antes que una margarina, aunque ésta tenga sabor a mantequilla.

Ya para concluir, lo que me parece más sensato es hablar de alimentos y no de nutrientes aislados y no basarnos en un único marcador, como por ejemplo el colesterol sanguíneo, para medir el estado de salud de una población. Tal y como apunta el Dr. Darius Mozaffarian, epidemiólogo e investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, las recomendaciones dietéticas no se deberían focalizar en los nutrientes aislados, sino que deberían basarse en los alimentos. Comparto plenamente este punto de vista. Aunque se trata de un estudio más, la última evidencia científica pone de manifiesto que quizá la recomendación clásica de “cuánta menos grasa saturada mejor” deberíamos planteárnosla. En nutrición no todo es blanco ni negro.

Y tú, ¿qué opinas de la tendencia cada vez más extendida de utilizar siempre alimentos desnatados y optar por los alimentos “light” bajos en grasa?

Andreu Prados
Farmacéutico y dietista-nutricionista

Imagen de la portada: Flickr.

Bibliografía:

Y tú ¿qué opinas?

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