La idea que las bacterias del intestino pueden afectar la conducta no es una novedad, ya que se ha visto que los ratones libres de gérmenes (axénicos o germ-free) tienen una conducta anormal caracterizada por hiperactividad y respuesta exagerada al estrés (estudio). Estas anomalías se resuelven completamente tras la colonización con bacterias intestinales, si se realiza en las primeras etapas de la vida.
Por otro lado, problemas en la comunicación entre tu intestino y tu cerebro (es lo que se denomina científicamente “eje intestino-microbiota intestinal-cerebro) se asocian a ciertas patologías psiquiátricas (desde la ansiedad y la depresión hasta el autismo) e intestinales (síndrome de intestino irritable) y a la presencia de una microbiota desequilibrada en las personas que las padecen (revisión).
Fuente: Eisenstein M. Microbiome: Bacterial broadband. Nature. 2016; 533(7603):S104-6.
En este contexto, en el año 2013 el Prof. Timothy G. Dinan, del Departamento de Psiquiatría del University College en Cork (Irlanda), lanzó el nuevo concepto de psicobiótico para referirse a un “organismo vivo que, cuando se consume en cantidades adecuadas, produce un beneficio en la salud de pacientes con trastornos psiquiátricos” (revisión). Se trataría de una clase de probióticos capaces de producir y liberar sustancias neuroactivas (GABA, serotonina) que actúan a través del eje intestino-cerebro. Esta definición es muy parecida a la definición de probiótico propuesta por la Organización Mundial de la Salud en 2002 y abre una nueva ventana terapéutica en el manejo de los desórdenes neurológicos mediante el uso de bacterias.
Es un campo fascinante y hasta la fecha se han publicado pocos estudios en humanos que demuestren que los probióticos pueden ser útiles en pacientes con patologías psiquiátricas. El pasado 17 de junio se publicó una revisión sistemática de un total de 10 ensayos clínicos aleatorizados (es decir, con un respaldo científico alto) que llega a la conclusión que la suplementación mediante probióticos puede reducir los síntomas de ansiedad y depresión en humanos. Aunque los autores resaltan que existen algunas limitaciones metodológicas en los estudios evaluados, estos resultados preliminares abren una nueva oportunidad para usar los probióticos en los desórdenes psiquiátricos. Los probióticos que se utilizaron en los diferentes estudios de la revisión pertenecen a los géneros Lactobacillus (L. casei, L. rhamnosus,…) y Bifidobacterium (B. lactis,…); algunos de los estudios utilizaron las bacterias del yogur o de otras leches fermentadas como vehículo para su administración (en la revisión no se especifica la mayoría de las cepas bacterianas utilizadas, hecho que es una limitación teniendo en cuenta que los efectos de los probióticos son cepa-dependientes). La dosis es importante, porque de todos los estudios analizados, aquellos en los que se obtuvieron unos resultados más favorables las bacterias se encontraban a una concentración mínima de 1,5 x 10e9 unidades formadoras de colonias/ g de cápsula.
Es muy habitual que las personas con depresión o otras enfermedades mentales como el autismo tengan problemas gastrointestinales que a su vez acentúan su irritabilidad, malestar general y calidad de vida. La administración de probióticos representaría en estos casos una alternativa segura y que permitiría complementar el tratamiento actual mediante fármacos y terapias de rehabilitación psicológica.
Andreu Prados
Farmacéutico y Dietista-Nutricionista
Imagen de la portada: Flickr.